5 tendencias en la evaluación de la educación primaria y secundaria que marcan el futuro de la educación

Imagen destacada de estudiantes utilizando software de evaluación K-12

Mientras seguimos lidiando con las secuelas de la pandemia, las escuelas K-12 están haciendo ajustes en sus rutinas diarias para acomodar mejor el aprendizaje y las capacidades de los estudiantes. Ya se trate de una mayor atención a la equidad o de un aumento del aprendizaje a distancia, las escuelas deben adaptarse a las nuevas formas de ayudar a sus alumnos a aprender para obtener una mejor evaluación.

Aunque los cambios minúsculos son diferentes en cada distrito, podemos ver tendencias generales en los entornos académicos de todo el país. Hemos analizado las tendencias nacionales y los resultados del Informe Future Ed 2022 para esbozar las tendencias en el mundo académico K-12 durante este periodo.

Nuevas formas de medir el éxito

En años anteriores, la educación se limitaba a medir a los estudiantes mediante pruebas estándar. Aunque las pruebas para medir la educación no han desaparecido, los educadores ven el éxito de los estudiantes como algo más que altas puntuaciones en los exámenes y cursos precisos.

En el Distrito Escolar Unificado de San Diego, las calificaciones se basan ahora en el dominio del material del curso, lo que va más allá de la simple consideración de la media de los resultados de los exámenes de la clase. Las calificaciones tampoco pueden penalizarse por trabajos atrasados o mal comportamiento en clase; esos comportamientos conducirán a una calificación de ciudadanía en lugar de una académica.

Este alejamiento de la generalización del éxito en el aula es cualquier cosa menos sutil. Desvía la atención del grupo hacia el individuo, lo que a su vez ayuda a los profesores a abordar las necesidades individuales de los alumnos a medida que surgen. Además, esta separación de las calificaciones "ciudadanas" y "académicas" puede eliminar cualquier posible discriminación académica basada en el mal comportamiento.

Rediseñar las evaluaciones

Históricamente, la mayor parte de la nota de un estudiante ha procedido de grandes exámenes formativos cada semestre. Sin embargo, esta puede ser una forma sesgada de medir la forma en que aprende un estudiante. No hay dos estudiantes que asimilen la información de la misma manera, por lo que el uso de los mismos exámenes estandarizados podría reflejarlo.

De forma similar a las iniciativas de San Diego, los educadores están recurriendo a las evaluaciones formativas, los informes, los proyectos y los portafolios para evaluar mejor las habilidades y los logros de los alumnos. Al adoptar este enfoque no estándar, puede ser más fácil para los educadores identificar los puntos fuertes y débiles de un estudiante con el material del curso. Una vez más, esto centra la atención en el estudiante individual, lo que conduce a una mejora del rendimiento.

Ofrecer servicios para discapacitados

Casi 7 millones de estudiantes con discapacidades en EE.UU. representan el 14% de la matrícula nacional en las escuelas públicas. La discapacidad puede presentarse en forma de dislexia, problemas de habla, problemas de atención, retrasos en el desarrollo o trastornos emocionales. A medida que aumenta el número de centros que optan por las aulas híbridas o la enseñanza totalmente en línea, los centros deben tener en cuenta las repercusiones que esto tendrá en los alumnos con estas discapacidades.

La tecnología puede ser tanto una bendición como una maldición para los estudiantes con discapacidades. A un alumno con un trastorno de atención puede resultarle difícil concentrarse en el trabajo de clase utilizando un ordenador, pero a un alumno con discapacidad visual puede resultarle increíblemente útil un asistente audiovisual para consumir contenidos. Una vez más, las escuelas deben tener en cuenta a cada uno de los alumnos a los que pretenden ayudar a través de la tecnología.

La atención a las necesidades de los alumnos discapacitados se extiende también fuera del aula. Para garantizar que reciban el mismo nivel de educación que sus compañeros, los centros de enseñanza primaria y secundaria deben identificar y prestar servicios adecuados a sus alumnos con discapacidades físicas, mentales, emocionales y de comportamiento.

Identificar y abordar la equidad racial

Desde hace años, se ejerce una mayor presión sobre las escuelas para que tengan en cuenta la equidad racial a la hora de medir el éxito de un centro. Toda decisión institucional debe tomarse teniendo en cuenta la equidad, ya que el entorno socioeconómico puede influir directamente en la experiencia académica de un estudiante.

En primer lugar, los distritos deben trabajar para identificar y abordar las deficiencias en materia de equidad. Los administradores deben analizar críticamente el progreso de los estudiantes en el aula con el objetivo de graduarse, tomando nota de cualquier obstáculo o barrera que deba afrontar cada niño individualmente. Esto no sólo significa asegurarse de que sus aulas están bien dotadas de profesores cualificados y bien abastecidas, sino que también se extiende a la satisfacción de las necesidades básicas de los alumnos. La seguridad en la alimentación, el alojamiento, el transporte, la tecnología y el apoyo académico y de salud mental es clave para ofrecer a los alumnos un entorno cómodo en el que florecer y aprender.

En segundo lugar, los educadores deben analizar críticamente sus planes de clase para ver dónde pueden introducirse mejoras. Por ejemplo, estudiar material de voces que históricamente han estado infrarrepresentadas o ausentes de las aulas puede fomentar nuevas vías de curiosidad para que los alumnos exploren. Por otra parte, dar a los alumnos oportunidades auténticas de hacer oír su propia voz puede promover el compromiso cívico y animarles a reflexionar sobre cómo sus propias experiencias pueden dar forma al mundo.

Estos cambios equitativos deben abordarse tanto a escala de distrito como de aula.

Pasar al aprendizaje híbrido

Los parones provocados por la pandemia han provocado un replanteamiento a escala mundial de la forma en que los educadores pasan el tiempo con sus alumnos. El aprendizaje virtual sigue en auge. Sin embargo, pasar de un aula presencial a un entorno virtual en casa no siempre va bien.

Los educadores deben asegurarse de que sus alumnos pueden acceder realmente a las lecciones digitales que se les imparten. Esto puede lograrse en parte proporcionando a los estudiantes ordenadores que les permitan incorporarse a las clases, pero hay otro componente: WiFi. Si la conexión inalámbrica no está garantizada en el hogar de un estudiante, las escuelas deben tomar medidas proactivas para garantizar que esos estudiantes puedan participar en las clases.

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